RETOMAN SANCIONES PARA IRÁN
Las sanciones impuestas por Estados Unidos a Irán llegan a la Corte Internacional de Justicia
Por Rafael Contreras
El día lunes 27 de agosto de 2018 la Corte Internacional de Justicia se inició una audiencia que evaluará las sanciones impuestas por Estados Unidos a la República Islámica de Iran.
Las audiencias deben durar cuatro días seguidos donde la Delegación de Iran promotora de la demanda ante la Haya abogará por la suspensión de las sanciones que han afectado directamente a la economía iraní.
En mayo de 2018 el presidente estadounidense Donald Trump retiró el acuerdo nuclear con Iran firmado en 2015, en el que la República Islámica se compromete a no usar sus armas nucleares. A cambio, hubo un progresivo levantamiento de las sanciones impuestas a Teherán.
Al momento de retirar el acuerdo desde Washington significa duras sanciones a Iran.
Teherán desea que haya una batalla judicial inmediata por parte de la Corte Internacional de Justicia ‘’poner fin inmediato’’ a esas medidas.
La República Islámica de Iran pide a la Corte Internacional de Justicia que haya una detención de las sanciones impuestas por el gobierno de Estados Unidos y que haya un pronunciamiento por los jueces.
La Corte Internacional de Justicia deberá pronunciarse sobre el fin de las sanciones que Teherán pide. Una decisión que puede llevar años.
A la primera ola de estas sanciones, lanzada a principios de agosto, se sumarán el 5 de noviembre otras medidas que afectan al sector petrolero y gasístico, que desempeñan un papel capital en la economía iraní.
Tipos de sanciones que entraría en vigor
En una primera fase, Estados Unidos quiere conseguir que Irán no pueda comprar dólares ni comerciar con oro y metales preciosos. También quiere prohibir el comercio con determinados metales, materias primas y software industrial. Se prohibirá asimismo la importación de alimentos y alfombras iraníes a Estados Unidos. Noventa días después se reintroducirían otra serie de sanciones especialmente dolorosas, con las que Washington quiere reducir a cero las importaciones de petróleo iraní de otros países. También pretende paralizar el servicio internacional de pagos con Irán. Ello haría muy difícil, por ejemplo, que empresas internacionales pudieran hacer negocios con el país persa.
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